“Exconvento de San Agustín”, Teotihuacan, es un gran retablo de estilo bárroco. Está enmarcada por columnas salomónicas que sirven de resguardo a los nichos, donde se observan las esculturas talladas en cantera de San Agustín, San Francisco, la Dolorosa, San Juan, Santa Mónica y Santa Rita, bellamente concebidas, pues en sus ropajes parece adivinarse cierto movimiento.
“Exconvento de San Agustín”, Teotihuacan, es una joya arquitectónica del siglo XVI, cuya construcción inició en 1524, por el fraile franciscano Andrés de Olmos. De una admirable belleza, este templo es una de las edificaciones más visitadas por turistas locales y extranjeros, por la singularidad y el laborioso trabajo de sus detalles y construcción. Destaca su fachada de estilo plateresco, con una inscripción al lado norte que señala que la obra se terminó el año 1560. La majestuosidad de sus columnas y los detalles en el arco de la puerta de entrada te encantarán. Ya en el interior prepárate para sorprenderte con la altura de sus muros y los retablos barrocos tallados en madera y en hoja de oro. Visita la Capilla abierta, donde encontrarás un fresco de Santa Catarina, y sigue con los claustros: el chico de sencilla construcción en piedra, y el claustro grandes cuyas columnas de tipo isabelino guardan en la parte superior, medallones con escudos agustinos, el símbolo de la muerte y el de la unión entre dos mundos. También se encuntra el Museo Virreinal de Acolman, donde podrás admirar pinturas al óleo sobre tela que representan las escenas del Paraíso y otras pinturas sobre láminas de cobre y cartón.