En los alrededores de Valle de Bravo (casi en la frontera con Zitácuaro, Michoacán) se asienta el Parque Natural Bosencheve, un refugio situado entre dos valles y cubierto por pinos. Con 15 mil hectáreas de extensión y 2,900 metros sobre el nivel del mar, predomina el clima templado durante el día, al caer la tarde, la temperatura baja y se siente algo de frío.
En esta zona de Bosencheve, está cubierta por bosques de coníferas, se asientan dos bellas lagunas formadas por la acumulación del agua de lluvia: Verde y Seca. Sus aguas son ideales para dar paseos en lancha. Dentro del mismo parque, existen varios arroyos como lo son: El Jaral, Ojo de Agua, Pundereje, El Cardaro, Grande, Guadalupe, Lengua de Vaca, Las Peñitas y La Palma, donde es posible darse un baño. Aunque esta reserva natural no cuenta con infraestructura turística que sí ofrecen otros parques, como los de Avándaro y La Peña, cuenta con algunos servicios básicos, y sobre todo, con muchos rincones por explorar. Muchos visitantes consideran que su encanto consiste en sus veredas, colinas y valles inexplorados y completamente limpios. Algunas de las actividades que aquí se pueden llevar a cabo son días de campo, campamentos, excursionismo, observación de paisajes y de vida silvestre y pesca de mojarra y carpa. Y si relajarse en un entorno como estos, es considerado una actividad, pues entonces nunca te faltará qué hacer en este lugar.