Oaxaca Fasinante

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Oaxaca es mágica. En ella contrastan vestigios de majestuosas ciudades prehispánicas que cohabitan con imponentes conventos y edificios virreinales. ¡Descúbrela este fin de semana!

Cualquier época es buena para pasar un fin de semana en Oaxaca: desde marzo se viste de jacaranda, resaltando el verdor de su característica cantera. En junio vendrá al relevo el flamboyán, cubriendo de rojo a esta ciudad fundada hace 470 años a escondidas de Cortés que logró hacerse dueño del Valle pero no de la ciudad.
VIERNES

Para aprovechar el sábado desde tempranito, nos organizamos de tal manera para llegar en viernes, aunque un poco tardezón. Damos una vuelta por el centro, que aún se ve animado; tomamos un sorbete y nos dirigimos a dejar el equipaje en el Hotel Trébol, que se ubica enfrente del mercado. Casualmente, a unas cuantas puerta, se encuentra La Casa del Mezcal, animado centro de convivencia que generosamente aportará su granito de arena para asegurarnos un buen sueño.
SÁBADO

Aunque Oaxaca ahora cuenta con un mall y un súper de esos para socios, allá por el rumbo del aeropuerto, su mercado–en el mero centro– aún es la espléndida galería de colores, aromas y sabores que, como en pocas otras ciudades, no sólo nos muestra lo que los oaxaqueños reciben del campo para llevarlo a la cocina, sino todo un conjunto de artesanías que abarcan la manufactura de huipiles, hamacas y piezas de barro. Si a eso se suman las artes de la cocina regional y un agradable entorno, se entenderá por qué somos tantos los que a esta hora estamos aquí sentados esperando el desayuno. Y ahí les va: primero chocolate y una rebanada de marquesote, y luego, simplemente, huevos con un chorizo que les va a hacer darse cuenta de lo que se habían perdido, acompañados con frijoles y totopos untados con asiento.

Diez kilómetros al sur de la ciudad floreció hace 1,200 años la capital zapoteca, cuyos restos ocupan 40 000 m2 de una planicie habilitada por sus constructores en la punta de un cerro que domina los Valles Centrales. Monte Albán es uno de los más impresionantes y famosos sitios arqueológicos del país, tanto por su estratégico emplazamiento y sus señoriales construcciones en las que se mezclan influencias olmecas y mayas, como por el descubrimiento, en 1932, de los tesoros de la Tumba 7 que hoy podemos admirar en diferentes museos. Iniciar la visita por el museo de sitio le dará un panorama general de lo que tendrán oportunidad de apreciar en ese majestuoso sitio.

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